Todos presentes hacia el respeto de la diversidad humana. Vive presente construyendo un futuro.
sábado, 19 de diciembre de 2015
martes, 13 de octubre de 2015
martes, 6 de octubre de 2015
La sociedad patriarcal y las diferentes formas de violencia hacia las mujeres.
En este mundo, donde ya quedo instalado un capitalismo basado y sostenido por el consumo, las mujeres, a pesar de los de los esfuerzos a favor de la igualdad de género, continúan representando en numerosas ocasiones un objeto de cambio más.
Esta sociedad patriarcal y machista nos considera objetos pasibles de ser comercializados, mercantilizados, utilizados…en fin: “objetos para ser consumidos”.
Al visualizar a las mujeres como objetos y no sujetos, se la despoja de sus derechos, convirtiéndose en blanco fácil de dominación y violencia, por parte de los hombres (no nos olvidemos que las estadísticas denuncian que el 95% de la violencia familiar, por ejemplo, se ejerce de los hombres hacia las mujeres y menos del 5% restante es de las mujeres hacia los hombres).Este sometimiento de los hombres hacia las mujeres se denomina “dominación masculina”, y se sostiene gracias al patriarcado. Este tema en particular, la “objetivación” de la mujer, se manifiesta claramente en la trata de personas para explotación sexual y laboral; situaciones a las que cientos de miles de mujeres son sometidas año tras año, por ser consideradas objetos pasibles de “compra y venta” sin derechos.
La violencia doméstica es el tipo de violencia de género más conocida e instalada en el imaginario social. Es la que se desarrolla al interior de la pareja y se manifiesta en violencia física, psíquica o emocional y sexual.
Sin embargo existe otro tipo de violencia, casi imperceptible, a la cual nos encontramos sometidas todas las mujeres desde que nacemos: la violencia simbólica. Esta violencia es la que recibimos desde los medios de comunicación, la educación, la moda, etc.
Los estereotipos de género representan una forma en la que la violencia simbólica se manifiesta. Los mismos marcan lo que se espera de los varones y de las mujeres, asentando características particulares a cada uno de ellos y cada una de ellas. Así las mujeres debemos ser bellas, flacas, siempre jóvenes, estar a la moda, ser madres, etc.
El lenguaje, como parte fundamental de lo discursivo, es una manifestación más de la violencia simbólica. El lenguaje, herramienta no inocente basada también en una desigualdad entre varones y mujeres, fue construido de manera tal que las mujeres quedaban excluidas de los discursos, generalizando siempre los mismos desde la connotación del sujeto varón.
Esta lucha por deconstruir estas practicas culturales patriarcales que nos han sido impuestas y que tantas veces reproducimos tanto varones como mujeres, debe ser una lucha de ambos sexos ya que el patriarcado explota a la mujer pero también determina un “deber ser” para el varón, nos impone estereotipos y nos impiden desarrollarnos libremente sexualmente, en los roles que ocupamos en la sociedad, etc.
Por eso es un trabajo en conjunto por la liberación de ambos sexos, para que el género no sea condicionante ni nos indique como ser sin poder elegir libremente. Es hora de tomar conciencia, de desnaturalizar prácticas y de construcción de otras nuevas, de nuevas relaciones más humanas e igualitarias, equitativas sin ningún tipo de discriminación o explotación.
Esta sociedad patriarcal y machista nos considera objetos pasibles de ser comercializados, mercantilizados, utilizados…en fin: “objetos para ser consumidos”.
Al visualizar a las mujeres como objetos y no sujetos, se la despoja de sus derechos, convirtiéndose en blanco fácil de dominación y violencia, por parte de los hombres (no nos olvidemos que las estadísticas denuncian que el 95% de la violencia familiar, por ejemplo, se ejerce de los hombres hacia las mujeres y menos del 5% restante es de las mujeres hacia los hombres).Este sometimiento de los hombres hacia las mujeres se denomina “dominación masculina”, y se sostiene gracias al patriarcado. Este tema en particular, la “objetivación” de la mujer, se manifiesta claramente en la trata de personas para explotación sexual y laboral; situaciones a las que cientos de miles de mujeres son sometidas año tras año, por ser consideradas objetos pasibles de “compra y venta” sin derechos.
La violencia doméstica es el tipo de violencia de género más conocida e instalada en el imaginario social. Es la que se desarrolla al interior de la pareja y se manifiesta en violencia física, psíquica o emocional y sexual.
Sin embargo existe otro tipo de violencia, casi imperceptible, a la cual nos encontramos sometidas todas las mujeres desde que nacemos: la violencia simbólica. Esta violencia es la que recibimos desde los medios de comunicación, la educación, la moda, etc.
Los estereotipos de género representan una forma en la que la violencia simbólica se manifiesta. Los mismos marcan lo que se espera de los varones y de las mujeres, asentando características particulares a cada uno de ellos y cada una de ellas. Así las mujeres debemos ser bellas, flacas, siempre jóvenes, estar a la moda, ser madres, etc.
El lenguaje, como parte fundamental de lo discursivo, es una manifestación más de la violencia simbólica. El lenguaje, herramienta no inocente basada también en una desigualdad entre varones y mujeres, fue construido de manera tal que las mujeres quedaban excluidas de los discursos, generalizando siempre los mismos desde la connotación del sujeto varón.
Esta lucha por deconstruir estas practicas culturales patriarcales que nos han sido impuestas y que tantas veces reproducimos tanto varones como mujeres, debe ser una lucha de ambos sexos ya que el patriarcado explota a la mujer pero también determina un “deber ser” para el varón, nos impone estereotipos y nos impiden desarrollarnos libremente sexualmente, en los roles que ocupamos en la sociedad, etc.
Por eso es un trabajo en conjunto por la liberación de ambos sexos, para que el género no sea condicionante ni nos indique como ser sin poder elegir libremente. Es hora de tomar conciencia, de desnaturalizar prácticas y de construcción de otras nuevas, de nuevas relaciones más humanas e igualitarias, equitativas sin ningún tipo de discriminación o explotación.
sábado, 3 de octubre de 2015
viernes, 2 de octubre de 2015
"Hacia un modelo social mas justo y equitativo" El integrador social.
A lo largo de la vida, todos y todas tenemos la oportunidad de descubrir la gran diversidad humana que existe, aprendiéndolo en nuestras experiencias dentro de la familia, de la escuela, de nuestro grupo de iguales, de la vida laboral... el reconocimiento de las diferencias individuales como fuente de enriquecimiento y desarrollo de nuestra sociedad, es el pilar fundamental de una sociedad inclusiva , próspera y mas justa.
Esta idea básica , fácil de entender y que debería ser la base de las políticas sociales y económicas de un país, sigue siendo objeto de estudio actualmente. ¿Qué objetivos e intereses tienen nuestros gobernantes?
Ante la frustración de muchos, solo nos queda trabajar, PRESENTES, activos e implicados, por una lema "Todos iguales, todos diferentes".
Somos muchas personas conscientes de la necesidad de un gran cambio, muchas personas que lo están impulsando, desde sus vidas, sus escuelas, sus puestos de trabajo.... etc.
Hay personas que deciden hacer de este cambio su profesión, como es el caso de los Integradores sociales. Estos profesionales acompañan y prestan apoyo a personas y grupos que se encuentra en situación de desventaja, en riesgo de exclusión social, con el objetivo de su integración en la sociedad, una sociedad que sin la participación de todos y todas no esta completa.
El proceso de integración social facilita y posibilita que las personas desarrollen sus capacidades personales y sociales, asumiendo el protagonismo de su proceso de cambio.
Esta labor requiere que el integrador social cuente con unas habilidades muy especiales, ya que su objeto de trabajo es LA PERSONA. Amabilidad, empatía, responsabilidad, iniciativa, capacidad de respuesta y de improvisación... son algunas de ellas.
Los campos de acción de un integrador social, son muy variados, tanto como la diversidad de nuestras sociedades. Algunos colectivos con los que el integrador social trabaja son:
Personas con diversidad funcional.
Personas con enfermedad mental.
Personas con adicciones.
Víctimas de violencia de género.
Personas en riesgo de exclusión social por razones de sexo, etnia, religión...etc
Todos somos diferentes, todo cambia, nunca sabremos si algún día seremos víctimas de la exclusión social. TODOS SOMOS UNO, ¡POR ÉL,POR TI, POR MI!
Esta idea básica , fácil de entender y que debería ser la base de las políticas sociales y económicas de un país, sigue siendo objeto de estudio actualmente. ¿Qué objetivos e intereses tienen nuestros gobernantes?
Somos muchas personas conscientes de la necesidad de un gran cambio, muchas personas que lo están impulsando, desde sus vidas, sus escuelas, sus puestos de trabajo.... etc.
Hay personas que deciden hacer de este cambio su profesión, como es el caso de los Integradores sociales. Estos profesionales acompañan y prestan apoyo a personas y grupos que se encuentra en situación de desventaja, en riesgo de exclusión social, con el objetivo de su integración en la sociedad, una sociedad que sin la participación de todos y todas no esta completa.
El proceso de integración social facilita y posibilita que las personas desarrollen sus capacidades personales y sociales, asumiendo el protagonismo de su proceso de cambio.
Esta labor requiere que el integrador social cuente con unas habilidades muy especiales, ya que su objeto de trabajo es LA PERSONA. Amabilidad, empatía, responsabilidad, iniciativa, capacidad de respuesta y de improvisación... son algunas de ellas.
Los campos de acción de un integrador social, son muy variados, tanto como la diversidad de nuestras sociedades. Algunos colectivos con los que el integrador social trabaja son:
Personas con diversidad funcional.
Personas con enfermedad mental.
Personas con adicciones.
Víctimas de violencia de género.
Personas en riesgo de exclusión social por razones de sexo, etnia, religión...etc
Todos somos diferentes, todo cambia, nunca sabremos si algún día seremos víctimas de la exclusión social. TODOS SOMOS UNO, ¡POR ÉL,POR TI, POR MI!
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